CALEIDOSCOPIO
Luna azul, luna verde, luna de todos
colores,
ve y dile a la que me quiere
que no ha de esperar mis amores,
que lo que a ella le pertenece
son mis pensamientos mejores,
mis letras que su mirar reverdece
y el clamor de que mi alma la añore.
Luna bermeja, luna de pan y jalea,
ve y dile a la que cada noche me lea
que mis palabras son viento,
que seducen la marea
para que arrastren las olas,
para que nadie las vea
cuando arriben a las costas
y al fin besen la arena.
Luna dormida, luna apagada,
ve y dile a la noche
que ya es de madrugada,
que vaya abriendo su mirada,
pues llegará la mañana
donde mi alma derroche
sobre su voz de ave campirana.
Luna zafira, luna guardiana,
ve y deposita en ella esta hojita arrugada
con sumo cuidado,
procura no despertarla,
y ponla en su oreja perlada
para que le susurre cada palabra,
que le quede claro que es mi prenda adorada.
Luna de jengibre, luna de cereza,
ve y dile a la que mi corazón apresa
que ya ha logrado su proeza,
y que ahora me toca la mía,
que he de llenarle sus manos,
pero que las mías, lunita,
no se marchiten vacías.
ve y dile a la que me quiere
que no ha de esperar mis amores,
que lo que a ella le pertenece
son mis pensamientos mejores,
mis letras que su mirar reverdece
y el clamor de que mi alma la añore.
Luna bermeja, luna de pan y jalea,
ve y dile a la que cada noche me lea
que mis palabras son viento,
que seducen la marea
para que arrastren las olas,
para que nadie las vea
cuando arriben a las costas
y al fin besen la arena.
Luna dormida, luna apagada,
ve y dile a la noche
que ya es de madrugada,
que vaya abriendo su mirada,
pues llegará la mañana
donde mi alma derroche
sobre su voz de ave campirana.
Luna zafira, luna guardiana,
ve y deposita en ella esta hojita arrugada
con sumo cuidado,
procura no despertarla,
y ponla en su oreja perlada
para que le susurre cada palabra,
que le quede claro que es mi prenda adorada.
Luna de jengibre, luna de cereza,
ve y dile a la que mi corazón apresa
que ya ha logrado su proeza,
y que ahora me toca la mía,
que he de llenarle sus manos,
pero que las mías, lunita,
no se marchiten vacías.
IB